Sobre la feminización del trabajo
He copiado lo más significativo, el texto original
es enorme, pero si lo queréis leer esta en:
Voy
a partir del concepto de feminización del trabajo: hablar de feminización del
trabajo significa afirmar que el contenido y las condiciones del trabajo hoy,
impuestas tras violentas reestructuraciones, no son más que la extensión
tendencial de las características del trabajo, tanto asalariado como no
asalariado, estructural e históricamente asignado a las mujeres, al trabajo en
sentido genérico. Es más, esta extensión se están volviendo tendencialmente
centrales en el actual paradigma de acumulación capitalista y, con ello, el
propio mundo de la "producción" se está viendo radicalmente mutado.
Pero
vayamos por partes: en una primera aproximación, se puede hablar de
feminización del trabajo en tanto que la flexibilidad, la vulnerabilidad, la
disponibilidad total, el alto grado de adaptabilidad, el talento para la
improvisación y la capacidad para afrontar diferentes tareas que caracterizaban
el trabajo y la vida de las mujeres (como amas de casa, esposas, madres,
abuelas, hijas, enfermeras, maestras, parteras, pero sobre todo como varias de
estas cosas al mismo tiempo) se extienden hoy a un abanico cada vez más amplio
de empleos, desempeñados tanto por hombres como por mujeres. Tanto el temporero
inmigrante, la tele-operadora, el encuestador o la traductora como el
intermitente del espectáculo, la programadora informática o el diseñador
gráfico, por citar apenas algunos ejemplos, sufren este tipo de condiciones en
puestos de trabajo cada vez más aptos para ser montados y desmontados. No se
trata por tanto de una condición que ataña sólo a los empleos que en nuestro
imaginario identificamos como "precarios", aunque sin duda todos los
empleos feminizados experimentan fuertes procesos de precarización.
Pero
conviene ir más allá: en un segundo sentido, el concepto de feminización del
trabajo remite (y visibiliza) cómo la componente afectivo-relacional del
trabajo tradicionalmente desempeñado por mujeres –aquella que, a través de la
proximidad y el contacto humano (sea éste actual o virtual), produce y modifica
afectos, trabaja y teje redes y es en sí misma constitución de cuerpos,
comunidades y subjetividades colectivas, producción de socialidad y, en último
término, producción de la sociedad en sí misma– se generaliza, se vuelve
cualidad común del trabajo (si bien según diferentes gradientes de intensidad)
y se hace central en la producción de valor (de plusvalor) desde el punto de
vista del capital.
Para
terminar, quisiera hacer una última puntualización. Sostener que el trabajo ha
experimentado (y todavía experimenta) un proceso de feminización no significa
afirmar que la división sexual del trabajo haya desaparecido. De hecho, los
trabajos que implican más directamente cuidado y servicios a las personas
siguen estando en los escalafones más bajos de la pirámide laboral, tanto en lo
que se refiere a salario como en lo que se refiere a prestigio social, y siguen
estando ocupados fundamentalmente por mujeres. Dentro de los trabajos más
"cognitivos", que implican tareas analíticas y simbólicas, las
mujeres ocupan sobre todo los más rutinarios (de puro procesamiento de datos),
mientras que en los que se exige una manipulación creativa e inteligente de
símbolos la presencia masculina es mayor. Además, como ya señalé anteriormente,
la productividad del tejido social en su conjunto y en cuya trama, producción y
reproducción las mujeres desempeñan todavía hoy un papel central, sigue sin ser
reconocida.
desde Lavapiés,
una compañera de trabajoZero
Agosto
del 2000.
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