jueves, 31 de enero de 2013

20 de noviembre 2012



Porque fueron somos, porque somos serán



Desde un primer momento, las mujeres se comprometieron en la lucha antifascista y esto les sirvió para salir del entorno doméstico y participar en la vida pública y política. Las mujeres organizaron labores de auxilio, de abastecimiento, de asistencia infantil, de alfabetización, de formación. Algunas, rompieron radicalmente con sus roles de género y se alistaron como milicianas. Estas experiencias empoderaron a las mujeres, redefinieron sus expectativas vitales y les sirvieron para tomar consciencia de sus derechos laborales, sociales y políticos.

A pesar de la dureza de la guerra, las mujeres vivieron ésta como una experiencia que les permitió explorar todas sus potencialidades como seres humanos y desafiaron al patriarcado como nunca antes se había hecho en la historia del estado español. La guerra hizo perder parte de su sentido a las funciones tradicionales de madre, ama de casa y proveedora del hogar porque durante el conflicto, las mujeres proporcionaron alimentos, cuidados y asistencia  a toda la población civil y militar. Las mujeres rompieron las barreras del hogar para ser protagonistas de la vida social de sus comunidades. Esto transformó sus vidas pues les dio autonomía y capacidad para tomar decisiones que afectaban a la sociedad. Lograron así superar el silencio impuesto por el patriarcado y saliendo de sus casas, opinaron y se expresaron públicamente y con firmeza en cuestiones de política, economía, guerra, antifascismo.

Durante la guerra, las mujeres se politizaron. Desafiaron el monopolio masculino de la vida política y se comprometieron con la misma. Su compromiso en la lucha antifascista sirvió para que definieran un proyecto femenino, en relación con la realidad que les tocó vivir. Se negaron a aceptar el papel de “ángel del hogar” y lucharon, a veces sin éxito (como cuando fueron trasladadas desde el frente de batalla a la retaguardia), para que se reconociera su valía en todos los ámbitos de la vida política y social. Para ellas, el camino de la emancipación femenina pasaba por la educación, la formación profesional, el derecho al empleo y el compromiso político.

La derrota de las fuerzas antifascistas dio paso a 40 años de dictadura franquista. Como todxs sabemos, este régimen se basó en la represión brutal y la eliminación de los derechos individuales y políticos alcanzados durante la  II República. Para el franquismo, la lucha de las mujeres por conquistar derechos políticos, por acceder al empleo remunerado, por salir fuera de la esfera doméstica, fue vista como el motivo por el cual el modelo tradicional femenino de “ángel del hogar” se había desbaratado. Para el franquismo, esta fue una de los pilares de la decadencia y corrupción política, cultural y moral de la sociedad en su conjunto.

Por eso, la represión a las mujeres no fue solo contra las que de alguna u otra manera participaron en la contienda bélica, sino que se extendió a todo el género femenino. TODAS FUIMOS REPRESALIADAS. Las voces femeninas desaparecieron, sus organizaciones se dispersaron y se desautorizó su presencia en la vida pública. La represalia llegó hasta la apropiación de sus hijos e hijas.

Los valores fascistas, entremezclados con el nacional catolicismo y con el patriarcado que nunca había desaparecido, se infiltraron en la vida de todas las mujeres librando una brutal contienda ideológica y vital que las encarceló a todas en su hogar, una cárcel dorada o negra, de la que poco a poco, una vez más a través de la resistencia y la lucha, estamos logrando salir. ¡PORQUE FUERON, SOMOS!

Por eso, para construir una sociedad justa e igualitaria, hoy como ayer, nuestra lucha es contra el patriarcado, el fascismo y el capitalismo. Hoy como ayer, las mujeres estamos luchando por la educación, el empleo, el reconocimiento de nuestros derechos sociales y políticos y por la participación real y equitativa en todos los ámbitos de la sociedad. Hoy también luchamos por el respeto a nuestros cuerpos, campos donde libran un sinnúmero de batallas. Nuestra lucha no es sencilla, tiene muchos frentes abiertos. Es una lucha que no podemos hacer solas, pues la lucha feminista es y siempre ha sido también la lucha por la emancipación de todo el género humano y por la vida en este planeta. ¡PORQUE SOMOS SERÁN!





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