jueves, 31 de enero de 2013

¿Por qué hablamos de sexismo en los espacios liberados?



Temas para debate:
¿Por qué hablamos de sexismo en los espacios liberados?

1.- Uso expansivo del tiempo en los debates y diálogos: los espacios de lucha y resistencia están siempre sobrerrepresentados por las voces masculinas. Esto se toma como natural. Además, suele terminar imponiéndose quien más habla, quien levanta más la voz, quien se expresa con más postura de autoridad y seguridad. Estas conductas, por lo general, son manifestadas por los varones.

Porque a pesar de que somos todos y todas las que combatimos el capital, el fascismo y el sexismo (toma ya), aunque hay algunos que cuentan más que algunas. Quizá por costumbre, veteranía o simple tono de voz , hablar con más decisión, elevar el volumen de voz, ocupar más tiempo hablando, aunque no diga nada.  Por todo esto, se da más credibilidad a la voz de ellos.

2.- Autoalabanzas, autoadjudicaciones, protagonismos. En este tipo de situaciones, se nos desautoriza a través de la sobrevaloración que hacéis los varones de vuestras propias cualidades o aportes a la lucha, a veces incluso, apropiándoos de ideas nuestras o dándole una pequeña vuelta de tuerca para “mejorarlas” y presentarlas como vuestras. No es que queramos el protagonismo, pues somos conscientes de que el éxito de nuestras luchas  se logra a través del trabajo conjunto de todos y todas, lo único que reclamamos es no ser INVISIBILIZADAS.
Invisibilización: nos roban nuestro trabajo, se alaban ellos mismos, o nos invisibilizan llamandonos como la novia de..

3.- Rehuir las críticas y la negociación. Somos conscientes de que esta conducta no solo atañe y perjudica a las mujeres, aunque tiene matices distintos cuando las críticas y el pedido de negociación parten de nosotras. Lo mismo con los silencios, la falta de comunicación e incluso los enfados personales. En todos estos casos, muchas veces se nos suele desatender o relegar en base a estereotipos de género. No dialogar implica no sentirse obligado a dar respuestas o explicaciones, algo que solo se pueden permitir quienes tienen poder. Si a esta conducta le sumamos la discriminación de género, entonces el abuso del poder a secas,  se convierte en abuso de poder machista.

4.- Apelar a la superioridad de la lógica -que se entiende como atributo de los varones-, relegando o ridiculizando los sentimientos y las emociones –erróneamente atribuidos principalmente a las mujeres.

5.- Requerimientos solapados: o pedidos silenciosos, que automáticamente nos encasillan en los roles femeninos tradicionales, como hacernos cargo de las tareas administrativas, secretariales, de orden y limpieza, tareas repetitivas que no requieren imaginación ni implican participación en la toma de decisiones.
Se sigue  reproduciendo en ocasiones el mismo reparto de roles, la incomunicación y la incomprensión entre hombres y mujeres.
 
6.- Ataques misóginos: son comentarios repentinos, por sorpresa, que apelan a los estereotipos de género Se nos descalifica y ridiculiza en base a tópicos  machistas. Estos ataques nos dejan sin palabra, sin defensa, por lo inesperados que son y porque no solemos esperar que en espacios democráticos se recurra a estas vilezas. 

7.- Acoso sexual: baboseos en fiestas, ligoteos no correspondidos. No es no.

8.- Sexo seguro: Porque a todo@s se nos llena la boca de sexo seguro, pero aún es tristemente cierto que, en muchos casos (parejas estables, abiertas, esporádicas, tríos, noches locas y demás), esta responsabilidad básica está lejos de ser compartida por todas y todos, y la iniciativa continuamos asumiéndola las que podemos quedar preñadas. Las enfermedades de trasmisión sexual, como el papiloma virus, lo contraemos las mujeres y luego, con el tiempo, se detecta. No es necesario contagiarse de sida o quedarse preñadas…

¿Qué hacer? Todavía no se ve el antisexismo como lucha colectiva, necesaria y urgente.  Luchamos contra el capital y el patriarcado. Introducir la lucha antisexista en TODOS los espacios. No consentir que el antisexismo sea una lucha de segunda categoría.
No luchar contra el sexismo y el machismo en todos los ámbitos, es hacer que la autogestión, la democracia directa, el asamblearismo carezcan de sentido.

Cosas prácticas, pasar de la teoría a la práctica:

1.-Respetar turnos de palabra. Dejar claro las reglas de juego de una asamblea. Mejor si quien modera es mujer. Estar en todos los lugares, no tener miedo de expresarnos, callarlos. Que los hombres piensen bien lo que van a decir, aporta algo positivo?, ¿es necesario o solo hablo para escucharme?

2. No callarnos, decir bien claro esto lo hice yo, lo propuse yo. Apoyarnos en nosotras y en alguno de ellos menos machista

3.- Si notamos que se está haciendo abusos de poder, no callarnos.

4.- No dejarnos apabullar por supuestos razonamientos sesudos. Todos y todas somos seres emocionales. Está demostrado que el imperio de la razón es una sinrazón. Recordar que ellos son igual de emotivos que nosotras, solo que lo esconden.

5.- ¿Qué hacer? Negarnos a hacer tareas que lleven implícito el reparto de roles (ej. ocuparnos de los niñxs, de la cocina, de la limpieza). Eso no quiere decir que no apoyemos, pero que ellos den la iniciativa

6.- No tolerarlo, denunciarlo, apoyarnos en nosotras.  Si otra (o) ve que esto está pasando, no quedarse callad@s

7.- No tolerarlo, denunciarlo, apoyarnos en nosotras.  Si otra (o) ve que esto está pasando, no quedarse callad@s

8.- Llevar condones, no follar con tíos que pasen de condones

Otros:
Potenciar los espacios de mujeres.

No aceptamos sugerencias de hombres, a no ser que estos hombres hayan realizado con anterioridad un trabajo en un grupo de hombres y tratado seriamente los problemas de la masculinidad mostrando claras muestras de ello.

Practicar la acción afirmativa:  actuaciones positivamente dirigidas a reducir o, idealmente, eliminar las prácticas discriminatorias en contra de sectores históricamente excluidos como las mujeres o algunos grupos étnicos. Se pretende aumentar la representación de éstos, a través de un tratamiento preferencial para los mismos y de mecanismos de selección expresa y positivamente encaminados a estos propósitos. Así, se produce una selección “sesgada” basada, precisamente, en los caracteres que motivan o, mejor, que tradicionalmente han motivado la discriminación. Es decir, que se utilizan instrumentos de discriminación inversa que se pretende operen como un mecanismo de compensación a favor de dichos grupos.

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